lunes, 11 de julio de 2011

Cagando a hurtadillas

Querido lector, voy a ser escatológico. Y después de declarar mis intenciones, comienzo. Todo empieza cuando te entran ganas de ir al servicio. A cagar, vamos.Ya puede ser en el trabajo, en la facultad, en un centro comercial, ... donde sea. Te diriges al servicio y ves que hay varios retretes. El problema comienza si todos tienen la puerta cerrada. Aquí viene el apuro, llamar o no llamar a la puerta. ¿Habrá alguien? La ley de Murfy te dirá que lo intentarás en el servicio que está ocupado. Llamas y preguntas: ¿se puede? Y te contestan: "se va pudieeeeendo". Bueno, eso es un chiste que me pirra. Normalmente te dirán que ocupado con voz de violencia entremezclada con vergüenza. Lo intentas al otro y ya está libre. Yo en esta situación me cago (y nunca mejor dicho) en la madre del tío que ha cerrado la puerta cuando se ha ido. Se deja abierta!!!  Bueno, primera misión cumplida. Ya estás dentro.

Ahora te toca sentarte o hacerlo de pie. Esta última opción es muy desagradable, nunca me ha gustado. En teoría, como en el baloncesto, debería ser una canasta limpia pero... igual que los condones, tienes un 99% de posibilidades de que no falle pero el otro 1% puede acarrear consecuencias desastrosas y todo el mundo lo hemos pensado. Cogemos la opción de sentarte. Y si te sientas tienes que hacer lo típico: "El mantelito" lo llamo yo. Tres trozos de papel, uno a cada lado. Antes de sentarte, la vida me enseño a tirar otro papel al váter, para que no salpique.

Ya estás sentado y... ¿ahora? Pues hay varias situaciones. Que la puerta no tiene pestillo y tienes que poner una mano empujando la puerta, que alguien te llama y tú dices ocupado con esa voz jeje, que no hay papel (el horror!!!!!), ... pero hay una muy especial para mí y de ahí viene el título del desvarío. Todo es felicidad cuando sabes que no hay nadie que te pueda molestar. Los tambores pueden sonar a todo trapo pero el auténtico sonido del terror es escuchar que hay alguien fuera. En ese momento te conviertes en un ninja. Nadie debe saber que estás ahí. Educas a tus esfínteres para que no provoquen el menor sonido. Pero resulta imposible. ¿Solución? Tirar de la cadena y aprovechar el ruido para desatar la ira. Lo peor es que no tiras una vez, tiras por lo menos tres veces. Menos mal que querías pasar desapercibido... Has terminado. Tiras el mantelito (que ya está deshecho, con un trozo en el suelo) al wc y tiras de nuevo de la cadena.

Abres la puerta, cierras la puerta para que se joda y sufra quien vaya después. Te lavas las manos y te vas.


Pueden ocurrir mil historias en un WC asi que todo no se puede escribir. Os dejo unos deberes para que vosotros mismos penséis y os echéis unas risas.

1 comentario:

  1. jajajajajajajjajaja sin duda creo que es la entrada que más me ha gustado!!!!!!!!!!!!! Me parto y me mondo!!!!!

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